28 de septiembre de 2007. La Familia Real está en el punto de mira, quizás por culpa de las revistas del corazón podrido. Sea como fuera, digamos que algunos están muy animados por el revuelo que montan cuatro gatos contrarios a la Corona. Y como pasa cuando los medios empiezan a darles cancha, esos cuatro gatos van haciendo más extensa la manada.
Normalmente, las reivindicaciones pasan de la calle a las instituciones políticas: las peticiones de la sociedad se disponen en los programas electorales, y las exigencias más chillonas se convierten en el tema de debate de las cortes autonómicas y generales. Pero en Cataluña, el debate funciona de otra manera, porque los líos se cuecen en las sedes de los partidos políticos y en las reuniones trilaterales entre los provocadores de siempre. Pese a los apagones y al déficit de infraestructuras que padece la autonomía, pese a todos los problemas prácticos que se encuentran los ciudadanos, los que viven de la política prefieren insistir en temas de desinterés general, tipo la selección catalana (que sólo le importa al señor Laporta), el estatuto o el papel del Rey en el Ejército.
Dando por hecho que hablar de estas cosas es escurrir bultos más urgentes y entendiendo que los políticos habituados a generar temas generalistas de discusión son los primeros que nunca resuelven un problema, he de decir que pienso que la Casa Real ha estado demasiado fuera de juego desde que empezaron los debates sobre la unidad de España. A veces ha dado la sensación como de estar en el exilio, a pesar de que se estaban planteando cuestiones que le afectaban especialmente.
Creo en la Familia Real y en su trabajo por garantizar la estabilidad política de un país en ebullición, pero considero que sus miembros no han sido lo suficientemente claros para dejar las cosas claras. Demasiado mensaje de Navidad vacío y demasiadas fotos de cercanía con el pueblo, pero la realidad refleja que ahora están más alejados que nunca. Hay instituciones que defienden más a la Corona que la misma Casa Real, y en estos asuntos no puede haber cabezas enterradas rezando para que pase el problema cuanto antes, porque hay catalanes en Cataluña con el tiempo suficiente para seguir quemando fotos. Y cuando se acaben los fotos seguirán metiendo fuego por donde puedan.
Una pregunta a los pirómanos reales: ¿preferís a Zapatero como presidente de una república? A lo mejor son prejuicios, pero es que no me lo puedo "ni de imaginar"...
Normalmente, las reivindicaciones pasan de la calle a las instituciones políticas: las peticiones de la sociedad se disponen en los programas electorales, y las exigencias más chillonas se convierten en el tema de debate de las cortes autonómicas y generales. Pero en Cataluña, el debate funciona de otra manera, porque los líos se cuecen en las sedes de los partidos políticos y en las reuniones trilaterales entre los provocadores de siempre. Pese a los apagones y al déficit de infraestructuras que padece la autonomía, pese a todos los problemas prácticos que se encuentran los ciudadanos, los que viven de la política prefieren insistir en temas de desinterés general, tipo la selección catalana (que sólo le importa al señor Laporta), el estatuto o el papel del Rey en el Ejército.
Dando por hecho que hablar de estas cosas es escurrir bultos más urgentes y entendiendo que los políticos habituados a generar temas generalistas de discusión son los primeros que nunca resuelven un problema, he de decir que pienso que la Casa Real ha estado demasiado fuera de juego desde que empezaron los debates sobre la unidad de España. A veces ha dado la sensación como de estar en el exilio, a pesar de que se estaban planteando cuestiones que le afectaban especialmente.
Creo en la Familia Real y en su trabajo por garantizar la estabilidad política de un país en ebullición, pero considero que sus miembros no han sido lo suficientemente claros para dejar las cosas claras. Demasiado mensaje de Navidad vacío y demasiadas fotos de cercanía con el pueblo, pero la realidad refleja que ahora están más alejados que nunca. Hay instituciones que defienden más a la Corona que la misma Casa Real, y en estos asuntos no puede haber cabezas enterradas rezando para que pase el problema cuanto antes, porque hay catalanes en Cataluña con el tiempo suficiente para seguir quemando fotos. Y cuando se acaben los fotos seguirán metiendo fuego por donde puedan.
Una pregunta a los pirómanos reales: ¿preferís a Zapatero como presidente de una república? A lo mejor son prejuicios, pero es que no me lo puedo "ni de imaginar"...
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