viernes, 29 de junio de 2007

El populismo en España

Foto: EFE
29 de junio de 2007. España no está preparada para que gobiernen "políticos" como Evo Morales o líderes populistas de estos que pululan por algunos países de Iberoamérica. Gracias a Dios. Eso, de momento, sólo pasa en los sindicatos y en los equipos de fútbol. Sin embargo, los partidos nacionalistas están abriendo esa brecha y el PSOE le sigue el juego con gracia, como añorando a los amigos de Moratinos y buscando el equilibrio entre el populismo de pana de Felipe González y el populismo de diseño de Carmen Calvo.
Carod Rovira, Puigcercós, Tardá... y sus compañeros en ERC son el referente del populismo catalán, con la boina calada hasta las cejas para no ver que España no se acaba donde termina el mar. Discursos apasionados, ideales romanticistas, ilusiones infantiles, afán de salvar el mundo... y carteras dispuestas al dinero fácil.
El socialismo es experto en azuzar estos populismos baratos: Maragall alzó a Rovira y lo coronó con más rosas que espinas. Por su parte, Patxi López se encarga de azuzar esta corriente pseudopolítica en el País Vasco: airea a ETA y ensalza a personajes como Zabaleta.
En los partidos mayoritarios también corre esta sangre: IU es esencialmente populista, aunque tenga un nulo respaldo por parte del pueblo. Digamos que Llamazares representa el populismo inversamente proporcional proclive a la extinción. El PP también tiene políticos de este corte como Celia Villalobos (que descanse en paz por muchos años). En el PSOE es una corriente en alza: están los barones, los gueristas, los felipistas, los rubalquianos, los zapateriles (casa con mil puertas... no hay quien la gobierne), los populistas tipo Pepe Blanco, Carmen Chacón, Leire Pajín, Pedro Zerolo... y los antipupolares, como Miguel Sebastián, Rafael Simancas...