12 de noviembre de 2007. Santiago de Chile. El Rey, Zapatero y Chávez, y todas las portadas de los medios. De fondo, la cara de Trinidad Jiménez es el espejo de la tensión del alma inquieta en unos momentos tirantes. Y después, un domingo de opiniones sobre la mesa de camilla:
1. Zapatero y el Rey hicieron lo justo: poner en su sitio al indigenista venezolano. Las formas: adecuadas para el momento. El mensaje, explícito: callar a los que silencian los derechos humanos.
2. ¿Si no hubiera estado el Rey, Zapatero habría sido tan clarito en su discurso? Me temo que hubiera utilizado uno de sus giros dialécticos para intentar llegar a ninguna parte.
3. El PP desaprovechó una vez más una oportunidad: era el momento de apoyar a Zapatero y al Rey y agradecer la defensa conjunta al ex presidente Aznar. Las críticas sobre la política internacional del líder socialistas tendrían que haber venido unos días después, más en frío. Estos arietes del partido de Rajoy sientan mal. Le quitan puntos.
4. ¡Qué fácil tiene el Rey volver a ganarse el cariño de los españoles! Su visita a Ceuta y Melilla y el cortapalabra al rey del populismo le han encumbrado de nuevo, al menos entre los monárquicos otoñales. No hay nada como salir del velero y pisar tierra.
5. España pinta cada vez menos en esta cumbre iberoamericana. Sus compañeros de mesa son indigenistas contrarios a la libertad de las ideas, políticos en vaqueros disertando como en las tabernas: unos auténticos desagradecidos adictos a la coca del poder dictatorial y definiciones andantes del verdadero fascismo. ¿Qué hacen el Rey, Zapatero y Moratinos sentados en esa tabla redonda? Nos interesan otras cumbres. Solidaridad, siempre. Confundir el Ministerio de Exteriores con una ONG, nunca.
6. Este suceso anecdótico ha servido para terminar de desprestigiar la política transnacional del Gobierno y la Alianza de Civilizaciones del dirigente del PSOE. Chile ha sido su Damasco: Zapatero cayó del caballo y se dio cuenta de que con amigos como esos no hay quien una nada. Casi cuatro años después, la labor de Moratinos cae en saco roto. Tres años y medio al contenedor. Un ministerio más en la lista de instituciones prescindibles.
7. Las declaraciones de Llamazares apoyando a Chávez demuestran que Llamazares existe.
1. Zapatero y el Rey hicieron lo justo: poner en su sitio al indigenista venezolano. Las formas: adecuadas para el momento. El mensaje, explícito: callar a los que silencian los derechos humanos.
2. ¿Si no hubiera estado el Rey, Zapatero habría sido tan clarito en su discurso? Me temo que hubiera utilizado uno de sus giros dialécticos para intentar llegar a ninguna parte.
3. El PP desaprovechó una vez más una oportunidad: era el momento de apoyar a Zapatero y al Rey y agradecer la defensa conjunta al ex presidente Aznar. Las críticas sobre la política internacional del líder socialistas tendrían que haber venido unos días después, más en frío. Estos arietes del partido de Rajoy sientan mal. Le quitan puntos.
4. ¡Qué fácil tiene el Rey volver a ganarse el cariño de los españoles! Su visita a Ceuta y Melilla y el cortapalabra al rey del populismo le han encumbrado de nuevo, al menos entre los monárquicos otoñales. No hay nada como salir del velero y pisar tierra.
5. España pinta cada vez menos en esta cumbre iberoamericana. Sus compañeros de mesa son indigenistas contrarios a la libertad de las ideas, políticos en vaqueros disertando como en las tabernas: unos auténticos desagradecidos adictos a la coca del poder dictatorial y definiciones andantes del verdadero fascismo. ¿Qué hacen el Rey, Zapatero y Moratinos sentados en esa tabla redonda? Nos interesan otras cumbres. Solidaridad, siempre. Confundir el Ministerio de Exteriores con una ONG, nunca.
6. Este suceso anecdótico ha servido para terminar de desprestigiar la política transnacional del Gobierno y la Alianza de Civilizaciones del dirigente del PSOE. Chile ha sido su Damasco: Zapatero cayó del caballo y se dio cuenta de que con amigos como esos no hay quien una nada. Casi cuatro años después, la labor de Moratinos cae en saco roto. Tres años y medio al contenedor. Un ministerio más en la lista de instituciones prescindibles.
7. Las declaraciones de Llamazares apoyando a Chávez demuestran que Llamazares existe.
Conclusión: Adiós a las cumbres iberoamericanas hasta que se cure la política sudamericana de la pandemia que invade sus casas presidenciales. Adiós a la Alianza de Civilizaciones. Adiós a las relaciones internacionales de juguetes. Hola a Europa. Hola a la figura del Rey. Hola a Llamazares, que no vive sólo en Second Life. Adiós a Moratinos. Gracias a Zapatero... por los servicios prestados. Hola a un nuevo presidente del Gobierno que sea de verdad un hombre de Estado.