10 de octubre de 2007. Menos memoria histórica abonada con odios y rencores anacrónicos, y más memoria reciente para ser coherentes con las promesas y los compromisos políticos. Una vez más, Zapatero que se sale del mundo real y se aposenta en su nube de grandes proyectos vacíos: alianza de civilizaciones, cambio climático, memoria histórica... Mientras tanto, las dificultades para acceder a una vivienda se mantienen, aumentan las listas de espera en los hospitales españoles, los padres siguen sin tener libertad en la educación de sus hijos, se rompe la unidad del país y los etarras vuelven a escena con ganas renovadas de conseguir más muertos.
Zapatero en el Congreso con la Ley de Memoria Histérica, mientras los ciudadanos de a pie rompen huchas para pagar sus hipotecas. Zapatero y sus proyectos legislativos grandilocuentes, mientras se descalabra la bonanza económica y revienta la confianza de los inversores. Zapatero y sus discursos idealistas, y al otro lado, la objetividad del vacío de una legislatura de ciencia ficción.
El socialismo palidece en España y se convierte en una mezcla explosiva de marxismo (pijos contra obreros), idealismo, revanchismo, sectarismo, victimismo, laicismo, populismo, heterofobismo y nacionalismo anti españolista: posturas demasiados agresivas como para nacer de un equipo asentado en La Moncloa. Si este fuera el color de la derecha, hablarían de ultraderechistas, pero como analizamos la radicalización en el PSOE, no nos queda más remedio que tachar a estos señores de irresponsables cargados de resentimiento con ansias de demoler las bases de la transición. Un país en llamas por culpa de políticos de izquierdas conversos al piromanismo.
Zapatero en el Congreso con la Ley de Memoria Histérica, mientras los ciudadanos de a pie rompen huchas para pagar sus hipotecas. Zapatero y sus proyectos legislativos grandilocuentes, mientras se descalabra la bonanza económica y revienta la confianza de los inversores. Zapatero y sus discursos idealistas, y al otro lado, la objetividad del vacío de una legislatura de ciencia ficción.
El socialismo palidece en España y se convierte en una mezcla explosiva de marxismo (pijos contra obreros), idealismo, revanchismo, sectarismo, victimismo, laicismo, populismo, heterofobismo y nacionalismo anti españolista: posturas demasiados agresivas como para nacer de un equipo asentado en La Moncloa. Si este fuera el color de la derecha, hablarían de ultraderechistas, pero como analizamos la radicalización en el PSOE, no nos queda más remedio que tachar a estos señores de irresponsables cargados de resentimiento con ansias de demoler las bases de la transición. Un país en llamas por culpa de políticos de izquierdas conversos al piromanismo.