15 de febrero de 2008
La Sanidad no importa y sí lo reflejan los programas electorales de los partidos mayoritarios. Aunque después a muchos nos toca pasar por el hospital o por el centro de salud, los políticos, en su afán de distanciarse cada vez más de los intereses de la calle, pasan de lo temas sanitarios en campaña porque no venden. Si acaso, un "dentistas gratis para todos" o un "reduciré la listas de esperas al máximo", y todo sin contar para nada con el profesional que ejerce en el Sistema Nacional de Salud: envejecido, cansado, con los sueldos más bajos de Europa, con una excesiva responsabilidad, con escasos recursos materiales y pobres infraestructuras. Hay más de 200.000 médicos en España pero nadie acaba de preocuparse por incentivarlos y por evitar que se nos marchen a otros países. Hay que tener una vocación como la factura del piso de Bermejo para ser seguir practicando la Medicina en la selva. Si los de la SGAE fueran 200.000, entonces podría entender el exhaustivo interés de Zapatero por mimarlos con tanto esmero. ¡Qué graciosos con lo del guiño!
Mientras tanto, los políticos venden "hospitales pared con pared con su casa": más cercanía para que el paciente abuse sin reparos de los recursos sanitarios. Más enfermos en la consulta y, sin embargo, los mismos médicos que ya no miran a la cara del paciente porque no tienen tiempo.
Para la izquierda, hablar de Sanidad es hablar de su paradójico "enriquecimiento de los derechos sociales". No limits para el aborto y puertas abiertas para favorecer la eutanasia, como hemos visto con el Caso Leganés. Se trata de promover derechos sociales a precio de recortárselos por la cara a los más débiles. Si eso no es ultraderecha, baje Pepiño y lo vea. No coinciden con Montes -el de LaSexta- en que "la vida puede ser maravillosa". Quizás ellos entienden que ni siquiera la suya ha tenido demasiado sentido.
He aquí la demagogia radical: reducir el progreso de la Sanidad española a liberalizar el aborto, apostar por la eutanasia e incentivar el libre albedrío sexual con pastillas anticonceptivas de todos los colores. Otra vez en la dimensión esencial del político del siglo XXI. "promueve la tempestad cuando estemos en tiempo de calma. Que no te frene la solución de los problemas cuando tú mismo puedes generar problemas nuevos". Al final, las cosas funcionan así porque todo lo superficial acaba llevándose la palma en los periódicos... aunque después se llenen páginas y páginas con reportajes a luz y color sobre los derechos de la mujer, maltrato infantil, conductas xenófobas... que también los periodistas les entramos al trapo de la Teoría de la Paradoja...
La Sanidad no importa y sí lo reflejan los programas electorales de los partidos mayoritarios. Aunque después a muchos nos toca pasar por el hospital o por el centro de salud, los políticos, en su afán de distanciarse cada vez más de los intereses de la calle, pasan de lo temas sanitarios en campaña porque no venden. Si acaso, un "dentistas gratis para todos" o un "reduciré la listas de esperas al máximo", y todo sin contar para nada con el profesional que ejerce en el Sistema Nacional de Salud: envejecido, cansado, con los sueldos más bajos de Europa, con una excesiva responsabilidad, con escasos recursos materiales y pobres infraestructuras. Hay más de 200.000 médicos en España pero nadie acaba de preocuparse por incentivarlos y por evitar que se nos marchen a otros países. Hay que tener una vocación como la factura del piso de Bermejo para ser seguir practicando la Medicina en la selva. Si los de la SGAE fueran 200.000, entonces podría entender el exhaustivo interés de Zapatero por mimarlos con tanto esmero. ¡Qué graciosos con lo del guiño!
Mientras tanto, los políticos venden "hospitales pared con pared con su casa": más cercanía para que el paciente abuse sin reparos de los recursos sanitarios. Más enfermos en la consulta y, sin embargo, los mismos médicos que ya no miran a la cara del paciente porque no tienen tiempo.
Para la izquierda, hablar de Sanidad es hablar de su paradójico "enriquecimiento de los derechos sociales". No limits para el aborto y puertas abiertas para favorecer la eutanasia, como hemos visto con el Caso Leganés. Se trata de promover derechos sociales a precio de recortárselos por la cara a los más débiles. Si eso no es ultraderecha, baje Pepiño y lo vea. No coinciden con Montes -el de LaSexta- en que "la vida puede ser maravillosa". Quizás ellos entienden que ni siquiera la suya ha tenido demasiado sentido.
He aquí la demagogia radical: reducir el progreso de la Sanidad española a liberalizar el aborto, apostar por la eutanasia e incentivar el libre albedrío sexual con pastillas anticonceptivas de todos los colores. Otra vez en la dimensión esencial del político del siglo XXI. "promueve la tempestad cuando estemos en tiempo de calma. Que no te frene la solución de los problemas cuando tú mismo puedes generar problemas nuevos". Al final, las cosas funcionan así porque todo lo superficial acaba llevándose la palma en los periódicos... aunque después se llenen páginas y páginas con reportajes a luz y color sobre los derechos de la mujer, maltrato infantil, conductas xenófobas... que también los periodistas les entramos al trapo de la Teoría de la Paradoja...