lunes, 26 de noviembre de 2007

La mano amiga

Foto: EFE
26 de noviembre de 2007. Seguramente ha habido socialistas con problemas de conciencia este fin de semana. Tenían que ratificar al candidato, y muchos habrán pensado que no poder elegir a otro ha sido una pena. Ellos mismos piensan que a Zapatero le supera la gestión presidencial y que cualquier tiempo pasado en el PSOE fue mejor. Loas a González y a todo el clan de mangantes de guante blanco que campan a sus anchas recuperando el prestigio a marchas forzadas mientras Zapatero hunde bajo sus pies la ideología socialista. Enterrado queda definitivamente Pablo Iglesias entre tangos y bailes de imprudencia y arropado con la bandera de la anarquía de la relatividad de las ideas dispuestas en orden al régimen electoral: siempre pensando a corto plazo cada cuatro años.
Zapatero está inseguro. Se le ve en la cara... y en el pelo... Por eso ha sacado a su Sonsoles del baúl de las coristas y se la lleva a casi todos los actos públicos como si fuera un bastón para apoyar su desnudez. Además, de paso, le da un toque americano a su camapaña acudiendo a los escenarios con la "primera dama", cada vez más a gusto entre flashes y masas como Hillary Clinton o la señora Kischner.
El problema no está en que Zapatero alardee de esposa. Nada más lejos de mi crítica. Mejor unidos hasta la muerte que con rumores de ruptura como pasa demasiadas veces en el bando de la oposición. La cuestión es que usar a Sonsoles para las batallas políticas del presidente tiene demasiadas implicaciones. Es como acentuar la fragilidad del que está sólo por dentro y por fuera, el que necesita una mano amiga para evitar las zancadillas de la vida, de la falta de capacidad, de la oposición y de los que están dentro subiendo a codazos. Es duro, pero más duro es tener un presidente por accidente...