11 de febrero de 2008
Los artistas quieren conseguir que Zapatero sea un personaje de cómic y Zapatero quiere que los artistas vivan del cómic o del CD aunque sean más malos que pegarle a un padre. La tensión inconformista del que vive de las cámaras y los micrófonos es socialista. Aunque podamos hacer eco en el interior de toda esta España almodovariana vacía, la izquierda es el camino más corto para llenar los bolsillos de quien ha puesto toda su confianza en Al Pacino.
Y los artistas necesitan el apoyo de los políticos porque no cuentan con el respaldo de la calle. Ya me dirá a usted de qué vivirían si no los actores españoles, cada año más venidos a menos. Aunque ellos mismos se auto-halaguen en los Goya y en todas esas movidas prefabricadas, saben de primera mano que el que va al cine a ver una de sus películas es porque no tiene otro plan más sugerente.
Y siguiendo esta estela, ya me dirá usted quién compra discos de Ana Belén o Víctor Manuel a estas alturas. Cualquier crío de la era Play pensaría que son cantantes salidos del Museo de Cera.
Es muy posible que el fracaso de la ¿cultura? española en España tenga que ver mucho con su grado de politización… y que la política española se parezca cada vez más a un sainete: rancia como las películas de Concha Velasco; beligerante como una letra de Sabina; provocadora, como los soniquetes de Bosé y deconstructiva como los frescos de Barceló. Es la cara mustia que refleja desde hace tiempo el nuevo canapero de la campaña electoral: el polémico médico Luis Montes, que acudió a la fiesta socialista de los artistas… por amor al arte. Aires de guerra sobre las tablas de la llamada Plataforma de Apoyo a Zapatero: PAZ. Dime de que presumes y te diré dónde está tu talante.
Los artistas quieren conseguir que Zapatero sea un personaje de cómic y Zapatero quiere que los artistas vivan del cómic o del CD aunque sean más malos que pegarle a un padre. La tensión inconformista del que vive de las cámaras y los micrófonos es socialista. Aunque podamos hacer eco en el interior de toda esta España almodovariana vacía, la izquierda es el camino más corto para llenar los bolsillos de quien ha puesto toda su confianza en Al Pacino.
Y los artistas necesitan el apoyo de los políticos porque no cuentan con el respaldo de la calle. Ya me dirá a usted de qué vivirían si no los actores españoles, cada año más venidos a menos. Aunque ellos mismos se auto-halaguen en los Goya y en todas esas movidas prefabricadas, saben de primera mano que el que va al cine a ver una de sus películas es porque no tiene otro plan más sugerente.
Y siguiendo esta estela, ya me dirá usted quién compra discos de Ana Belén o Víctor Manuel a estas alturas. Cualquier crío de la era Play pensaría que son cantantes salidos del Museo de Cera.
Es muy posible que el fracaso de la ¿cultura? española en España tenga que ver mucho con su grado de politización… y que la política española se parezca cada vez más a un sainete: rancia como las películas de Concha Velasco; beligerante como una letra de Sabina; provocadora, como los soniquetes de Bosé y deconstructiva como los frescos de Barceló. Es la cara mustia que refleja desde hace tiempo el nuevo canapero de la campaña electoral: el polémico médico Luis Montes, que acudió a la fiesta socialista de los artistas… por amor al arte. Aires de guerra sobre las tablas de la llamada Plataforma de Apoyo a Zapatero: PAZ. Dime de que presumes y te diré dónde está tu talante.