12 de julio de 2007. Prisa intentó demonizar a Aznar por su imprudente error con la Guerra de Irak, y cada vez que sale a la palestra se encarga de lapidarlo para que no queden rastros de una figura imponente. Además, como muchas otras cosas, lo hace sibilinamente: Aznar, siempre que habla, perjudica al Partido Popular.
Los que no son talibanes entienden que entre Zapatero y Aznar existe una distancia astronómica. Se equivocó en el modo de vender nuestra presencia en Irak, igual que se equivocaría Zapatero si nos explicara alguna vez a los españoles porque el ejército está en zonas de guerra como el Líbano o Afganistán.
A Prisa no le gustan los amigos de Aznar. No creo que sea malo tener hilo directo con Bush, Blair, Sarkozy... o del presidente de Endesa. Forma parte de las tareas de presidente y ex presidente del Gobierno, llamado a ser el mejor embajador del país, papel que incumple Zapatero.
Aznar erró con Irak, pero hay muchas cosas en las que imprimió a España madera de líder: esa misma madera que Zapatero se encarga de echar progresivamente al fuego para alejar los fantasmas de las dos legislatura previas. Entre otras cosas, el anterior presidente del Gobierno supo hacerse con un equipo de ministros y consiguieron juntos colocar el país en la élite económica. Lograron ahogar a ETA, reforzaron la seguridad nacional y sacaron una Ley de Educación propia de un país puntero, que no es poco. Y así, promovieron unas cuantas medidas políticas que hicieron de España una buena pretendienta.
Por mucho que le pesa a Prisa, Aznar ocupará un papel relevante en la historia de España. De Zapatero, veremos si los libros de texto no cuentan que despilfarró la herencia malgastándola con malas mujeres hasta situar España en la punta de lanza de la mediocridad.
Los que no son talibanes entienden que entre Zapatero y Aznar existe una distancia astronómica. Se equivocó en el modo de vender nuestra presencia en Irak, igual que se equivocaría Zapatero si nos explicara alguna vez a los españoles porque el ejército está en zonas de guerra como el Líbano o Afganistán.
A Prisa no le gustan los amigos de Aznar. No creo que sea malo tener hilo directo con Bush, Blair, Sarkozy... o del presidente de Endesa. Forma parte de las tareas de presidente y ex presidente del Gobierno, llamado a ser el mejor embajador del país, papel que incumple Zapatero.
Aznar erró con Irak, pero hay muchas cosas en las que imprimió a España madera de líder: esa misma madera que Zapatero se encarga de echar progresivamente al fuego para alejar los fantasmas de las dos legislatura previas. Entre otras cosas, el anterior presidente del Gobierno supo hacerse con un equipo de ministros y consiguieron juntos colocar el país en la élite económica. Lograron ahogar a ETA, reforzaron la seguridad nacional y sacaron una Ley de Educación propia de un país puntero, que no es poco. Y así, promovieron unas cuantas medidas políticas que hicieron de España una buena pretendienta.
Por mucho que le pesa a Prisa, Aznar ocupará un papel relevante en la historia de España. De Zapatero, veremos si los libros de texto no cuentan que despilfarró la herencia malgastándola con malas mujeres hasta situar España en la punta de lanza de la mediocridad.