miércoles, 23 de enero de 2008

La ilegalización de los ilegales

Foto: EFE
23 de enero de 2008
Bermejo cree que ya ha llegado el momento de la ilegalización de ANV y PCTV. Yo añadiría que también es el momento de animarle a Conde Pumpido a cogerse una baja incentivada: que se reitre jubilosamente a su casa, que se siente al abrigo de su mesa de camilla, que se tome un te cada mañana ojeando la prensa analizando el poder de su gestión: cuatro años en la Fiscalía para liquidar todos los principios de separación de poderes y para armar un pitoste de difícil solución. Ha sido como Garzón pero convirtiendo la jurisprudencia en el interés político del Gobierno del PSOE para dar luz verde a sus indicaciones y frenar todos los asuntos que les han sido contrarios, que no han sido pocos. Por ejemplo: el estatuto catalán: un, dos, tres, responda otra vez.
Resulta que para esta pandilla de indocumentados que juegan a ser políticos y a ser socialistas, ahora sí que ha llegado el momento de la ilegalización de los ilegales. El pueblo lo pidió desde el minuto cero y ellos han sido los que les han dado carta de libertad para rearmar sus ideologías abertzales y hacerse con los escaños de ayuntamientos por donde ya había pasado el insecticida. Hay que tener cara y muy poquita vergüenza para estrenar la medida de oro en plena precampaña electoral. Te lo cuentan y no te lo crees. Yo pensaba que por cortesía política y por una mínima consideración del pudor de la dignidad, dejarían este segundo acto para después de las elecciones. Reconozco que fui ingenuo, aunque también reconozco que soy capaz de esperar cualquier cosa de gente como la que se ha sentado cuatro años en las primera filas de los asientos del congreso.
Además de un gesto de indecencia del mismo calibre que una mentira presidencial al pueblo español, la ilegalización de los hijos de Batasuna llega con el retraso propio de un AVE a Valladolid. Es una buena piedra sobre el tejado de Zapatero, sin embargo, a los medios les gustan más los avances de las listas de Rajoy. Hoy más que nunca, la palabra vuela y lo escrito en los periódicos, también.