6 de julio de 2007. Zapatero ha esperado a que corra el agua después del debate del Estado de la Nación, y cuando todos esperábamos que dijera algo sobre las actas de sus reuniones con ETA o nos explicara como se pagarán los 2.500 euros por cada nuevo niño español que ve la luz, nos salta con el nombramiento de ministros estrellas.
Nos quita a la inquisidora Elena Salgado: la mujer que se empeñó en reducir la talla de las hamburguesas, eliminar el vino de la dieta y colgar a los fumadores en las plazas públicas. Mientras se ha centrado en proyectos interesantes pero superficiales exclusivamente orientados a la salud pública, se ha agravado el déficit de médicos en el Sistema Nacional de Salud, la invasión de profesionales extranjeros sin la formación necesaria para ejercer su tarea. Llega con luces de neón Bernat Soria, el ilustre investigador de Elche que introdujo en España la investigación con células madres embrionarias vendiendo la curación milagrosa para los diabéticos. Un auténtico progre del microscopio. ¡Qué sabrá éste de educación médica, de residentes, de recursos humanos, de asistencia sanitaria, de listas de espera...!
El otro fichaje especialmente mediático ha sido el del periodista César Antonio Molina: tres carreras, unas cuantas más que Carmen Calvo. Molina cruzará de acera desde el Instituto Cervantes para asumir la gestión del caos sembrado por la cordobesa.
Carmen Chacón se incorporará también al Gobierno de Zapatero. La amiga de Rubalcaba, muy mejorada en los últimos meses, se hará cargo del Ministerio de Vivienda, el que dirigía una tal Trujillo. Si Chacón no fuera tan radical y populista, daría la sensación de que el cambio puede ser efectivo.
Zapatero ha lanzado un bote de humo a ocho meses de las elecciones generales. Según las directrices del márketing socialista especialista en momentos de crisis, los nuevos nombramientos de ministros estrellas son una prueba evidente de que algo pasa.
Nos quita a la inquisidora Elena Salgado: la mujer que se empeñó en reducir la talla de las hamburguesas, eliminar el vino de la dieta y colgar a los fumadores en las plazas públicas. Mientras se ha centrado en proyectos interesantes pero superficiales exclusivamente orientados a la salud pública, se ha agravado el déficit de médicos en el Sistema Nacional de Salud, la invasión de profesionales extranjeros sin la formación necesaria para ejercer su tarea. Llega con luces de neón Bernat Soria, el ilustre investigador de Elche que introdujo en España la investigación con células madres embrionarias vendiendo la curación milagrosa para los diabéticos. Un auténtico progre del microscopio. ¡Qué sabrá éste de educación médica, de residentes, de recursos humanos, de asistencia sanitaria, de listas de espera...!
El otro fichaje especialmente mediático ha sido el del periodista César Antonio Molina: tres carreras, unas cuantas más que Carmen Calvo. Molina cruzará de acera desde el Instituto Cervantes para asumir la gestión del caos sembrado por la cordobesa.
Carmen Chacón se incorporará también al Gobierno de Zapatero. La amiga de Rubalcaba, muy mejorada en los últimos meses, se hará cargo del Ministerio de Vivienda, el que dirigía una tal Trujillo. Si Chacón no fuera tan radical y populista, daría la sensación de que el cambio puede ser efectivo.
Zapatero ha lanzado un bote de humo a ocho meses de las elecciones generales. Según las directrices del márketing socialista especialista en momentos de crisis, los nuevos nombramientos de ministros estrellas son una prueba evidente de que algo pasa.