17 de diciembre de 2007. Ser presidente del Gobierno en España, por mucho que diga Aznar, no compensa, porque en este país somos el colmo del desagracedimiento. Si nadie es profeta en su tierra, los profetas españoles son los más despreciados, no hay más que ojear por encima la historia reciente de este país.
Adolfo Suárez fue el hombre clave de la transición y ahora se muere entre el alzheimer y el olvido. Su obra política ni siquiera la reconocen los libros de texto y los adolescentes de hoy no tienen el gusto de conocerle.
Felipe González -San Felipe después de esta última etapa socialista- hizo más cosas por España además de mangar a expuertas, crearse paraísos fiscales paralelos e impulsar los GAL. Se quiera o no, lo cierto es que González fue uno de los artífices de la modernización de lo que antes era una nación incluso para los del PSOE.
José María Aznar ubicó a España en la vanguardia económica, mano a mano con EEUU pese a los resentidos antiamericanos antisistemas antiprogreso antitodo. Con Aznar España encontró su hueco en Europa y una hegemonía de peso pesado en las políticas internacionales. Sin embargo, la Guerra de Irak, error grave do los haya, le propinó el acíbar de la marginación existencial. Ocho años de magnífica gestión y de profesionalización de la Administración central tirados por la borda por semejante tropezón. Y ahora, ahí está en FAES mordiéndose la lengua y aguantando a un presidente irrespetuoso elegido por descarte.
José Luis Rodríguez Zapatero todavía no ha dejado de ser presidente, sin embargo ya es repudiado por más de la mitad de la sociedad, como se vio en las elecciones autonómicas y como se verá el 9 de marzo. A pesar de su intento de dividir España en trozos enfrentados entre sí, a pesar de borrar con típex sus raíces y de volver a las épocas de crisis por su pésima gestión. A pesar de su empeño por ganarse así la confianza ciudadana, el pueblo le paga con pitidos y silbidos. Desde luego, hay que ver lo poco compresivos que somos los españoles...
Adolfo Suárez fue el hombre clave de la transición y ahora se muere entre el alzheimer y el olvido. Su obra política ni siquiera la reconocen los libros de texto y los adolescentes de hoy no tienen el gusto de conocerle.
Felipe González -San Felipe después de esta última etapa socialista- hizo más cosas por España además de mangar a expuertas, crearse paraísos fiscales paralelos e impulsar los GAL. Se quiera o no, lo cierto es que González fue uno de los artífices de la modernización de lo que antes era una nación incluso para los del PSOE.
José María Aznar ubicó a España en la vanguardia económica, mano a mano con EEUU pese a los resentidos antiamericanos antisistemas antiprogreso antitodo. Con Aznar España encontró su hueco en Europa y una hegemonía de peso pesado en las políticas internacionales. Sin embargo, la Guerra de Irak, error grave do los haya, le propinó el acíbar de la marginación existencial. Ocho años de magnífica gestión y de profesionalización de la Administración central tirados por la borda por semejante tropezón. Y ahora, ahí está en FAES mordiéndose la lengua y aguantando a un presidente irrespetuoso elegido por descarte.
José Luis Rodríguez Zapatero todavía no ha dejado de ser presidente, sin embargo ya es repudiado por más de la mitad de la sociedad, como se vio en las elecciones autonómicas y como se verá el 9 de marzo. A pesar de su intento de dividir España en trozos enfrentados entre sí, a pesar de borrar con típex sus raíces y de volver a las épocas de crisis por su pésima gestión. A pesar de su empeño por ganarse así la confianza ciudadana, el pueblo le paga con pitidos y silbidos. Desde luego, hay que ver lo poco compresivos que somos los españoles...