jueves, 8 de noviembre de 2007

El tal Bermejo

Foto: EFE
8 de noviembre de 2007. Hemos recibido una noticia primiciosa en forma de epístola que nos escribe un chaval de nueve años desde su querida ciudad natal:
Estimados señores:
No sé muy bien a quién escribo, pero tampoco sé muy bien como desahogar todas las cosas que guardo en mi cabeza y en mi corazón desde hace tres años y medios. Y es que mis padres están insoportables, lean el periódico que lean, escuchen la emisora que escuchen, o vean el telediario que vean, al final acaban despotricando contra todos esos políticos que colonizan las pantallas sin dejarme ver a mí los dibujos animados. Oigo muchas cosas de Zapatero, de Pepe Blanco, de Montilla, de Magdalena Álvarez, incluso de Zaplana. Sin embargo, en esta última etapa sólo oigo a mis padres hablar -por decirlo de alguna manera- de un tal Bermejo, que no sé si es un ministro, un juez, un fiscal... o todo a la vez. Entendí una vez que era buen amigo de Garzón, uno de mis héroes de novelas contemporáneas.
Pues bien, tomen nota porque aquí de ese Bermejo se están diciendo cosas muy serias. No sé si es justo arremeter con palabras así de gruesas cuando el problema es que este señor padece incontinencia verbal diagnosticada. Dice mi padre que cada vez que habla sube el pan, y yo lo compruebo todos los días desde hace un par de meses cuando bajo al supermercado: efectivamente, el pan está más caro, y las cebollas, y la leche... ya no me quedan "vueltas" para comprarme estampitas de la Liga.
Mi madre se alteró mucho cuando este tipo señaló no saber quién era Aznar. ¿Pero cómo puede ser que no conozca al anterior presidente del Gobierno, si lo conozco hasta yo? Mamá cree que está muy radicalizado, por eso hace memoria selectiva, y luego subraya con sorna que no hay nada más triste que un señor desprecie a otro por pensar de manera diferente, y que le mande a callar a un político que hizo algunas cosas buenas, aunque los del PZOE no quieran reconocerlo... Me parece que esto no pasa ni en el cole, donde la seño, en las clases de Educación para la Ciudadanía, nos enseña con perseverancia que hay que respetar a los demás, dejar el asiento del autobús a los demás, ayudar a las ancianas a cruzar la carretera. Es una asignatura muy interesante, aunque creo que si los políticos son la referencia no tiene sentido que sigamos estudiándola. No sé cómo puede haber mayores que no nos den ejemplo... si fuera por mí, les sacaría del edificio de los leones y les animaría a que se buscaran la vida trabajando en serio sin aprovecharse de los impuestos que pagan los padres... No se puede vivir siempre de gorra.
Gracias por su interés. Afectuosamente
Nano