18 de julio de 2007. Juan José Ibarretxe Markuartu lleva nueve años en la presidencia del gobierno vasco. En nuevo años, uno puede pegar un cambio radical en su vida: se casa, tiene un par de hijos, cambia de trabajo en varias ocasiones... En Madrid, por ejemplo, nueve años se notan bastante, hasta conseguir quitarle a Barcelona el protagonismo como capital del capital español, entre otros muchos avances. Sin embargo, para el lehendakari, nueve años son un tiempo fantástico para seguir en las mismas. En una comunidad como el País Vasco, ya puedes conseguir todos los progresos tecnológicos, culturales o sanitarios que quieras, que si no consigues que haya libertad, derecho fundamental de sus ciudadanos, nueve años son la confirmación de un fracaso tras otro. Y el año que viene diremos que son dos lustros tropezando insistentemente contra las mismas piedras.
Ibarretxe tenía la responsabilidad de que reinara la democracia en el único lugar de Europa donde no existe. Su misión era tener mano dura con los terroristas, los extorsionadores y los golfos violentos que se pasan la vida jugando al Counter Strike por las calles de Álava, Vizcaya y Guipúzcua.
En estos nueve años, Ibarretxe ha estado más cerca de los independentistas borroka que de los hombres que construyen la tierra vasca. Le ha faltado fortaleza para no transigir y eso le ha llevado a presidir más de un funeral. Tras dos legislaturas, no ha conseguido ni encauzar el objetivo. Ya puede conseguir unas universidades de altura y un desarrollo empresarial incomparable que si antes de las elecciones autonómicas no logra el objetivo, será el enésimo fracaso de Ibarretxe y el definitivo de su PNV, que no el de Imaz.
Ibarretxe tenía la responsabilidad de que reinara la democracia en el único lugar de Europa donde no existe. Su misión era tener mano dura con los terroristas, los extorsionadores y los golfos violentos que se pasan la vida jugando al Counter Strike por las calles de Álava, Vizcaya y Guipúzcua.
En estos nueve años, Ibarretxe ha estado más cerca de los independentistas borroka que de los hombres que construyen la tierra vasca. Le ha faltado fortaleza para no transigir y eso le ha llevado a presidir más de un funeral. Tras dos legislaturas, no ha conseguido ni encauzar el objetivo. Ya puede conseguir unas universidades de altura y un desarrollo empresarial incomparable que si antes de las elecciones autonómicas no logra el objetivo, será el enésimo fracaso de Ibarretxe y el definitivo de su PNV, que no el de Imaz.