19 de noviembre de 2007. Hoy es el día en que Zapatero tendría que presentar su dimisión. Desde luego, si se confirma la noticia de portada que trae hoy El Mundo, es para que el mundo se le echara encima a un presidente de un Gobierno convencido de que la negociación con terroristas es la única ascua que le queda para avivar el fuego de su candidatura. Qué triste negocio este de los políticos que son capaces de llenarse la boca de vacío mientras ponen los cuernos sistemáticamente a todos los fieles votantes.
Todo parecía una intuición de los conspiradores. No era descabellado pensar que Patxi López comía con los demócratas de ETA con el parabién del PNV. Eso no es lo que nos asusta. Lo que de verdad da miedo es que el Gobierno de Zapatero ha demostrado ya demasiadas veces que el PSOE está dispuesto a hacer lo que haga falta por conseguir revalidar su título presidencial. Le hemos visto negociando con los pusilánimes encapuchados y decir que el Gobierno español nunca entraría al juego de los etarras. Le hemos visto pasarse por el Arco del Triunfo lo que luego era "la santa Constitución". Le hemos visto hablando de bonanza económica mientras nos apretábamos el cinturón comprando leche, pan y huevo. Le hemos visto espiar a empresarios, intervenir en OPAs, entronar a los nacionalismos separatistas, enredar hasta el fondo las políticas internacionales... Le hemos visto muchas cosas, pero lo peor es que todos estamos convencidos de que nos queda mucho por ver de aquí a marzo.
Un señor que entierra a los buenos, premia a los malos y homenajea a los mediocres ha perdido el norte y se mueve en el subjetivismo egoísta de las realidades interesadas. Ha escondido la verdad y la confianza detrás de su hipócrita sonrisa porque espera que la objetividad de los hechos sólo se conozca en el juicio final. Sin embargo, al paso de las nuevas tecnologías, lo sabremos antes, y entonces, cada uno estará en el sitio en el que le espera la implacable historia. Allí no hay hueco para las apariencias esquizofrénicas.
Todo parecía una intuición de los conspiradores. No era descabellado pensar que Patxi López comía con los demócratas de ETA con el parabién del PNV. Eso no es lo que nos asusta. Lo que de verdad da miedo es que el Gobierno de Zapatero ha demostrado ya demasiadas veces que el PSOE está dispuesto a hacer lo que haga falta por conseguir revalidar su título presidencial. Le hemos visto negociando con los pusilánimes encapuchados y decir que el Gobierno español nunca entraría al juego de los etarras. Le hemos visto pasarse por el Arco del Triunfo lo que luego era "la santa Constitución". Le hemos visto hablando de bonanza económica mientras nos apretábamos el cinturón comprando leche, pan y huevo. Le hemos visto espiar a empresarios, intervenir en OPAs, entronar a los nacionalismos separatistas, enredar hasta el fondo las políticas internacionales... Le hemos visto muchas cosas, pero lo peor es que todos estamos convencidos de que nos queda mucho por ver de aquí a marzo.
Un señor que entierra a los buenos, premia a los malos y homenajea a los mediocres ha perdido el norte y se mueve en el subjetivismo egoísta de las realidades interesadas. Ha escondido la verdad y la confianza detrás de su hipócrita sonrisa porque espera que la objetividad de los hechos sólo se conozca en el juicio final. Sin embargo, al paso de las nuevas tecnologías, lo sabremos antes, y entonces, cada uno estará en el sitio en el que le espera la implacable historia. Allí no hay hueco para las apariencias esquizofrénicas.