lunes, 21 de enero de 2008

La profesionalidad y la política

Foto: EFE
21 de enero de 2008
Lunes negro: El Ibex cae hasta el 7 por ciento. No hay mejor campaña electoral que la que programan las circunstancias, que normalmente son consecuencias de actos previos, en este caso irresponsables, por parte del Gobierno de Zapatero. El mejor pistoletazo de salida para Manuel Pizarro, un político con gallardía suficiente para hacernos olvidar pronto los cabreos del alcalde de Madrid, cada vez más fuera de lugar: toda una trayectoria política y unas condiciones envidiables para hacerlas saltar por los aires como un niño caprichoso diciendo "pues ahora no respiro".
Pizarro es otra dimensión. Qué importante es introducir a figuras así en este mundo de navajazos de la política donde parece que todos los jeques del PP se han confabulado para conseguir la derrota de Rajoy antes de tiempo. Pizarro será el que aupe al líder popular, el que le de alas y el que consiga extirpar del partido de la oposición todas esas enfermedades internas que padece.
Pizarro es la otra cara de los que entran en política para ganar dinero. Él está acostumbrado a profesionalizar todo lo que toca. Imagínense una gestión de lo público con el mismo empeño que puso en subir céntimo a céntimo el precio de las acciones de Endesa. Ese interés de gestionar las cosas de todos como si fueran una empresa privada hará más eficaz a la sociedad y todos sacaremos más partido de todos estos beneficios.
Pizarro es la antítesis del PSOE de hoy y de siempre. Mientras unos se nutren de lo público para engrosar su capital privado -que majo es Felipe González-, mientras viven desatendiendo la enseñanza pública (última en ránkings de calidad), la sanidad (¡vivan las listas de espera, el déficit de médicos y la situación de las urgencias!) y se centran en espiar los movimientos de capitales privados (el CNI se aburrió mucho durante la tregua de ETA espabilada por ZP), Pizarro viene a demostrarnos a todos que cuando la política se centra en el servicio a los ciudadanos y se gestiona la res pública con empeño de empresario al que le va la vida el superávit en las cuentas de resultado, al final salimos ganando todos, menos los funcionarios del Ministerio del Vivir de la Gorra, la administración estrella en los programas electorales socialistas.