27 de noviembre de 2007. Pedro Solbes será el número dos de Zapatero. Mira tú, ahora que tenía todo preparado para retirarse con más o menos dignidad, resulta que lo que el ministro de Economía buscaba con sus batallas presupuestarias para controlar el gasto público en promesas electorales era asegurarse un puesto de relevancia en la política del PSOE y del país. Pues que quiere que le diga: toda una decepción.
Aunque no sé, los líos internos de Ferraz son tan caleidoscópicos que, a lo mejor, el ascenso de Solbes es una propuesta del líder socialista por incluir el matiz moderado-liberal entre sus filas. No sería el primer enjuagado publicitario que dicta Zapatero para lavar la cara agresiva de este socialismo de hombres-bomba cuya cabeza más visible son María Teresa y D. José Blanco (sin rintintín). Ya vimos el ansia de bandera que le entró al presidente cuando el PP parecía que hacía patrimonio de la derecha la roja y gualda, aunque después comprobemos que el dirigente del país no insta a que se cuelgue el símbolo de la patria, por lo menos, en los ayuntamientos de la nación. O la recuperación de José Bono, el socialista de Osborne, que también tiene mucho que ver con la cal y la arena en este proceso identitario que mantiene en la quiebra a Cataluña y que ha auspiciado el mismísimo Rodríguez Zapatero, el marido de Sonsoles.
Con Solbes, el PSOE asegura un nuevo color en su paleta ideológica (que no paleta ideología). Así como Zapatero es el blanco (la mente en blanco, la paz universal, la alianza de civilizaciones, el amor fraterno entre todos... siempre que sea fuera de España, claro); Fernández de la Vega es el rosa fucsia (el feminismo radical); Zerolo es el rosa claro (a buen, pocas); Mariano Fernández Bermejo, el marrón (un marrón después de cada declaración); Magdalena Álvarez, el rojo pasión (o el rojo de prohibido el paso, del carmín que mira por encima del hombro, el rojo del sonrojo y de la vergüenza ajena...); Caldera, el celeste de la cesta de ropitas para niños; Narbona es el verdeoscurocasinegro del ecologismo este de ciencia ficción que nos venden ahora estos señores; Elena Salgado, el beige de la ministra pija, la estrella del Vogue... Solbes es el azul: el príncipe azul al que Zapatero quiere explotar para conseguir algo de confianza entre el pueblo fiel. La pena es que después de 65 años de experiencia en la vida Pedro no prefiera olvidar una legislatura en la que tuvo que prostituir sus tablas presupuestarias y hacer juegos de monedas espiando el libre comercio para salir, una vez tras otra, del hoyo económico de una gestión pésima desde el 12-M. Se le pasó el tren de la retirada a tiempo.
1 comentario:
Qué bueno esto de los colores. No se me había ocurrido nunca, y la verdad es que dicen mucho. Un saludo
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