28 de enero de 2008
Como dice un amigo, una de mis "zanahoria" del domingo fue la entrevista de Rajoy en El Mundo. Un buen sitio para leer aprovechando el sol de enero en este calendario aclimático y a sacar petróleo de estas ocho horas de conversación entre Madrid y Santiago con metro incluido y con un Pedro J. especialmente crecido como se puede comprobar con esos calcetines púrpuras en primer plano.
Primera impresión de la entrevista: Rajoy está convencido de que va a ganar las elecciones. Reconoce el error de la Guerra de Irak sin desgastar a José María Aznar, cosa importante, pero resbala en mantequilla cuando Ramírez le vapulea con los estatutos de autonomía. Se le ve ágil y con ganas, sabe que es un candidato con todas las opciones a pesar del descalabro de sus listas. Se ve en Moncloa dispuesto a devolver a los españoles el consenso merecido después de la tormenta y a remozar las estructuras para salir de esta absurda crisis a la que hemos llegado por inercia, lo cual tiene bastante delito.
Me gusta el titular de hoy de El Mundo: "Seré un presidente previsible, patriota, independiente, moderado y resolutivo". Por contraposición a un dirigente imprevisible, caprichoso, politizante, antipatriota, dependiente de los nacionalistas, de los actores, de los lobbys rosas, sin talante, beligerante contra las opiniones discordantes y tremendamente pasivo e ineficaz, es un buen partido. El problema es si ser previsible significa no cambiar muchas cosas que necesitan aire fresco; si ser independiente significa ser como Aznar en su segunda legislatura y desoír a los buenos consejeros; si ser moderado significa ser tibio, y si ser resolutivo significa ser sólo eficaz en términos económicos.
Veremos. Veremos si el metro le lleva a Moncloa, y veremos si después sigue teniendo las ideas tan claras. Esperemos que sí.
Como dice un amigo, una de mis "zanahoria" del domingo fue la entrevista de Rajoy en El Mundo. Un buen sitio para leer aprovechando el sol de enero en este calendario aclimático y a sacar petróleo de estas ocho horas de conversación entre Madrid y Santiago con metro incluido y con un Pedro J. especialmente crecido como se puede comprobar con esos calcetines púrpuras en primer plano.
Primera impresión de la entrevista: Rajoy está convencido de que va a ganar las elecciones. Reconoce el error de la Guerra de Irak sin desgastar a José María Aznar, cosa importante, pero resbala en mantequilla cuando Ramírez le vapulea con los estatutos de autonomía. Se le ve ágil y con ganas, sabe que es un candidato con todas las opciones a pesar del descalabro de sus listas. Se ve en Moncloa dispuesto a devolver a los españoles el consenso merecido después de la tormenta y a remozar las estructuras para salir de esta absurda crisis a la que hemos llegado por inercia, lo cual tiene bastante delito.
Me gusta el titular de hoy de El Mundo: "Seré un presidente previsible, patriota, independiente, moderado y resolutivo". Por contraposición a un dirigente imprevisible, caprichoso, politizante, antipatriota, dependiente de los nacionalistas, de los actores, de los lobbys rosas, sin talante, beligerante contra las opiniones discordantes y tremendamente pasivo e ineficaz, es un buen partido. El problema es si ser previsible significa no cambiar muchas cosas que necesitan aire fresco; si ser independiente significa ser como Aznar en su segunda legislatura y desoír a los buenos consejeros; si ser moderado significa ser tibio, y si ser resolutivo significa ser sólo eficaz en términos económicos.
Veremos. Veremos si el metro le lleva a Moncloa, y veremos si después sigue teniendo las ideas tan claras. Esperemos que sí.
1 comentario:
zanahoria? bueno, no está mal, cada uno necesitamos la nuestra...
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