19 de julio de 2007. Los nuevos rojos del PSOE... con eso te lo digo todo. La nueva generación de socialistas viene pisando fuerte utilizando una campaña agresiva para que el mundo se entere de que existen y de que se reunirán la próxima semana para poner en común todas sus felices ideas, más románticas que nunca. Se ve que en algunos de ellos, la ESO ha hecho estragos. De haber estudiado Educación para la Ciudadanía serían mucho menos crispadores. Además, cuentan siempre con el eficaz asesoramiento de Pepe Blanco, un privilegio para la juventud intelectual del siglo XXI.
Los nuevos rojos son la voz políticamente incorrecta de lo que pretenden los de ahora: liberalizar la moral de los españoles pasando de la clonación a la eutanasia como el que no quiere la cosa, y de ahí, a la ruptura radical con todo lo que huela a conservadurismo. Además, después del esfuerzo instructor que están haciendo en los institutos, los nuevos y violentos rojos del PSOE, que ven la vida política como un partido de rugby, piden el voto a partir de los 16 años. Será una nota a pie de página en los libros de la asignatura estrella del curso que viene.
Los nuevos rojos son la cantera de donde han salido algunos jóvenes socialistas acomodados como Leire Pajín o Pedro Zerolo. Ahora, ellos han abandonado el romanticismo idealistas por algo más tangible: permanecer cobrando de las instituciones. Es otro romanticismo, pero más rentable.
Los nuevos rojos son la voz políticamente incorrecta de lo que pretenden los de ahora: liberalizar la moral de los españoles pasando de la clonación a la eutanasia como el que no quiere la cosa, y de ahí, a la ruptura radical con todo lo que huela a conservadurismo. Además, después del esfuerzo instructor que están haciendo en los institutos, los nuevos y violentos rojos del PSOE, que ven la vida política como un partido de rugby, piden el voto a partir de los 16 años. Será una nota a pie de página en los libros de la asignatura estrella del curso que viene.
Los nuevos rojos son la cantera de donde han salido algunos jóvenes socialistas acomodados como Leire Pajín o Pedro Zerolo. Ahora, ellos han abandonado el romanticismo idealistas por algo más tangible: permanecer cobrando de las instituciones. Es otro romanticismo, pero más rentable.
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