23 de julio de 2007. Dentro del empeño de este Gobierno por asumir las responsabilidades de los ciudadanos en un afán preocupante de intervencionismo, Zapatero sabe que no puede conducir por nosotros pero entiende que llegará a este punto si pilota a nuestras familias. No sé cuál será el contenido que Educación para la Ciudadanía le dedica en sus libros de texto a la unidad básica de la sociedad, pero sí sé que el presidente tiene un especial afán por ir desmontando principios elementales y diseñar un nuevo modelo de familia a su antojo.
Creo que a todos nos llamó la atención cómo en una de sus intervenciones en el pasado debate del Estado de la Nación, el líder del PSOE demostró con palabras la importancia que tiene para su Gobierno dictar medidas de apoyo a la familia. Entendió, a su modo, que eso no podría ser otra bandera exclusiva del Partido Popular a la limón con el Foro Español de la Familia, y recordó aquella inmensa masa de padres e hijos que abarrotaron Alcalá, Cibeles y Sol en la histórica marcha contra el modelo alternativo de parejas de hecho que azuzan Zapatero y De la Vega.
Ahora hemos conocido sus dos medidas estrella para apoyar a las familias: 2.500 euros por niño y ayudas en la concesión de viviendas para que los jóvenes se vayan de casa el día que cumplan la mayoría de edad. En principio, ningún problema: dos exclusivas robadas al PP, dos medidas sociales más para que Zapatero se siga llevando a la gente de calle. Pero, cuidado, porque promover la emancipación precoz es poner los medios para romper la familia antes de tiempo: así es más fácil promover el individualismo y será más complicado, por lo general, que se consoliden matrimonios unidos por los siglos de los siglos, que es lo que garantiza la estabilidad social. Proteger la independencia de los jóvenes es más progresista, pero en el fondo es consagrar la rebeldía pues, tal y como están las cosas, y gracias a los efectos devastadores de la ESO, salvo excepciones, los 18 años ya no son sinónimo de madurez. Por lo demás, favorecer el acceso a la vivienda para los jóvenes que buscan fundar su propia familia, si prospera, será mi medalla del mérito para el gobierno de ZP.
Creo que a todos nos llamó la atención cómo en una de sus intervenciones en el pasado debate del Estado de la Nación, el líder del PSOE demostró con palabras la importancia que tiene para su Gobierno dictar medidas de apoyo a la familia. Entendió, a su modo, que eso no podría ser otra bandera exclusiva del Partido Popular a la limón con el Foro Español de la Familia, y recordó aquella inmensa masa de padres e hijos que abarrotaron Alcalá, Cibeles y Sol en la histórica marcha contra el modelo alternativo de parejas de hecho que azuzan Zapatero y De la Vega.
Ahora hemos conocido sus dos medidas estrella para apoyar a las familias: 2.500 euros por niño y ayudas en la concesión de viviendas para que los jóvenes se vayan de casa el día que cumplan la mayoría de edad. En principio, ningún problema: dos exclusivas robadas al PP, dos medidas sociales más para que Zapatero se siga llevando a la gente de calle. Pero, cuidado, porque promover la emancipación precoz es poner los medios para romper la familia antes de tiempo: así es más fácil promover el individualismo y será más complicado, por lo general, que se consoliden matrimonios unidos por los siglos de los siglos, que es lo que garantiza la estabilidad social. Proteger la independencia de los jóvenes es más progresista, pero en el fondo es consagrar la rebeldía pues, tal y como están las cosas, y gracias a los efectos devastadores de la ESO, salvo excepciones, los 18 años ya no son sinónimo de madurez. Por lo demás, favorecer el acceso a la vivienda para los jóvenes que buscan fundar su propia familia, si prospera, será mi medalla del mérito para el gobierno de ZP.
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