15 de junio de 2007. No sé si se acordarán de aquel que fue ministro del Interior durante aquella tremenda legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero. Recuerdan los anales que se llamaba Alfredo Pérez Rubalcaba, el gran pensador del PSOE de después de la era González, la cara visible del rechazo frontal a las interpretaciones no oficiales del 11-M, el intelectual del partido, la mano derecha, el imprescindible del Gobierno... justo lo contrario que José Blanco.
Rubalcaba, en aquella época, tuvo un papel esencial pero se fue diluyendo progresivamente hasta desaparecer de la vida pública española no se sabe muy bien cómo ni por qué. Cuentan los informadores menos afines a aquel gobierno socialista que Rubalcaba y Zapatero acabaron tirándose los trastos a la cabeza, pero fuera de los micrófonos: el estatuto catalán y las negociaciones con ETA quemaron una sólida relación y rompieron los estrechos lazos que unían a la mano derecha con la mano más izquierdista del socialismo europeo.
Algunos medios apuntaban al autosecuestro. Como ministro del Interior él era el que tenía que dar la cara tras el final de la tregua de ETA o tras los escabrosos episodios protagonizados por el CNI, cuando seguían las pistas del presidente de Endesa en aquel complejo entorno de OPAs hostiles e intervencionismo estatal... Aquellas ausencias demostraron lo que muchos comunicadores se temían: el ministro reposaba el sueño de los justos y descansaba en paz... a pesar de su conciencia...
Rubalcaba, en aquella época, tuvo un papel esencial pero se fue diluyendo progresivamente hasta desaparecer de la vida pública española no se sabe muy bien cómo ni por qué. Cuentan los informadores menos afines a aquel gobierno socialista que Rubalcaba y Zapatero acabaron tirándose los trastos a la cabeza, pero fuera de los micrófonos: el estatuto catalán y las negociaciones con ETA quemaron una sólida relación y rompieron los estrechos lazos que unían a la mano derecha con la mano más izquierdista del socialismo europeo.
Algunos medios apuntaban al autosecuestro. Como ministro del Interior él era el que tenía que dar la cara tras el final de la tregua de ETA o tras los escabrosos episodios protagonizados por el CNI, cuando seguían las pistas del presidente de Endesa en aquel complejo entorno de OPAs hostiles e intervencionismo estatal... Aquellas ausencias demostraron lo que muchos comunicadores se temían: el ministro reposaba el sueño de los justos y descansaba en paz... a pesar de su conciencia...
1 comentario:
Rubalcaba sólo da la cara cuando las cosas van bien. Acebes, que también fue ministro del interior, a pesar de toda la caña que le han dado los socialistas, por lo menos dió la cara en uno de los peores momentos de la democracia española. Quitarse de ene medio es porque hay problemas o porque es un cobarde.
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